COSMOVISIÓN



COSMOVISIÓN NAHUA

Las sabiduría ancestral que nos han heredado los pueblos originarios, es un profundo conocimiento que nos ayuda a comprender las leyes que rigen las energías fenoménicas de la Creación dentro de nuestra experiencia Humana. La Cosmovisión Nahua de los pueblos del Anáhuac -territorio norte y centroamericano- se ha recuperado gracias a la tradición oral y al estudio de los códices, esculturas, petroglifos y demás rezagos arqueológicos de la cultura prehispánica.

En el territorio mexicano abunda un profundo conocimiento que hoy en día es fundamental para la trascendencia humana, ya que nuestros ancestros olmecas, mexicas, aztecas principalmente, no concebían la idea de un Dios; su concepción de Creación no obedecía a un orden jerárquico de “poderes”, mas bien atendían a una concepción dinámica de energías en la que cada aspecto autentico que sostiene la Vida toma su lugar en La Gran Danza del Tiempo y el Espacio: y así nace cada día el Sol, cada noche las estrellas, cada equinoccio el Solsticio, primaveras, veranos, otoños, inviernos.

Estos aspectos de la energía en los códices, toman formas míticamente humanizadas, ya que su comprensión es un servicio al buen vivir de las comunidades en armonía con todas sus relaciones. Nuestros ancestros supieron que la humanidad no es una creación independiente ni autónoma del proceso fenoménico de la vida y su creación. Las fuerzas de la naturaleza pulsan en todos y cada uno de los Reinos de la Creación y de esta manera estamos tejidos armónicamente desde el hilo del Gran Espíritu Madre Padre.

En este sincronario ponemos al servicio de nosotras las mujeres, arquetipos de la cosmovisión azteca mexica que nos abren un camino certero hacia el autoconocimiento y expansión de nuestra consciencia femenina, como hijas del Padre Sol Tonatiuh, la Madre Tierra Tonantzin Coatlicue y nietas de la Abuela Luna Nana Meztli.

Desde este nuevo sendero que enraíza nuestras vidas en una sabiduría ancestral, que fueran los principios del orden sociocultural de grandes civilizaciones, llegaremos a reconocer nuestra naturaleza cíclica y elemental, de luces y obscuridades, de mareas altas y profundidades pantanosas y sabremos que cada una podemos confiar, que en la integración consciente de cada una de nuestras experiencias y aspectos, la autenticidad de nuestro servicio a la Vida y todas Nuestras Sagradas Relaciones, es una seguridad placentera de celebración continua.



COYOLXAUHQUI


Dentro de la mitología Nahua, la Coyolxauhqui ha tomado un lugar importante en la representación del arquetipo lunar de los ancestros mexicas y/o aztecas. Esta mujer desmembrada está representada en un gran monolito de cantera redondo que fue encontrado en el Templo Mayor en el centro de la ciudad de México el 21 de febrero 1978.
Dentro de las varias interpretaciones sobre el origen mitológico de este arquetipo, donde mayormente han sido perspectivas de la concepción patriarca hispanoamericana; hemos logrado, desde el rescate cultural mexicano, comprender en nuestro pensamiento cosmogónico una simbología más auténtica.
Es importante decir que Coyolxauhqui, "la que se adorna con cascabeles" es hija de la Gran Madre Coatlicue y hermana de Huitzilopochtli, el gran guerrero colibrí zurdo del Sur, quien la derrotó, posteriormente la decapitó, y es por eso que se representa desmembrada.

Una popular versión cuenta que Coatlicue quedó embarazada al caer del cielo una pluma que guardó bajo su seno. Sus hijos indignados por el misterio del verdadero origen del padre de su futuro hermano, planearon matar a su madre y al hijo cuando éste naciera; así es que la guerrera Coyolxauhqui es vencida por su hermano Huitzilopochtli al nacer completamente armado en el Cerro Cuatepec (Cerro de la Serpiente).

En la simbología mística de la Mujer Lunar, el arquetipo de la Coyolxauhqui representa la naturaleza cíclica y cambiante que encarnamos todas las mujeres, al igual que la Luna. En la evolución social representa históricamente la caída del poder y la sacralidad femenina; para nosotras las mujeres es importante reconocer y comprender sobre todo estos últimos aspectos para poder habitarnos dentro de la Gran Cosmología fenoménica que rige nuestra naturaleza fértil y sustentadora de Vida.

Así como nuestra Abuela Luna Meztli cambia durante su desarrollo auténtico de un vacío a una plenitud constantemente; debemos reconocer que en esta Gran Danza de la Creación el Padre Sol Tonatiuh (padre de Huitzilopochtli) es quien rige la posibilidad de muerte y renacimiento, de mengua y crecimiento, ya que él es quien dá su luz a la Luna, nuestro gran espejo.

Todo esto nos ayuda a comprender la Ley Natural que sostiene la Vida en la que las mujeres somos las representantes humanas de la Gran Madre.
Así Coyolxauhqui, la guerrera desmembrada es el arquetipo lunar que representa nuestra energía femenina y sus distintas fases que debemos aprender a integrar cada vez que nos reconocemos mujeres ante el reflejo de la Luna.


LA DANZA DE LA LUNA

Ehecatl Ketzalcoatl sopló la Luz en el vientre de las mujeres.

La Humanidad dormida entre sueños de esperanza y oscuridad continuaba su existencia.

La Abuela Luna guarda los sueños y la pureza entre el Padre Sol y la Madre Tierra...

Llegó el día del despertar! Los sueños de renovación se realizaran triunfantes. Las mujeres guiadas por las abuelas sanan el dolor y memoria de heridas calladas escondidas en sus úteros pidiendo la fuerza y voluntad al Gran Espíritu Madre Padre.

En nuestra ofrenda rezamos a las 5 Energías Elementales trayendo su Amor para volver a tejer el hilo de las Sagradas Relaciones desde el Reino Humano guiadas por la Luz en nuestro vientre.

Así volvió la Danza de la Luna!! Las mujeres purificadas y nutridas en el temazcalli, danzamos iluminadas por la Luna, ella nos guía y acompaña con su ritmo cíclico de creación continúa, le ofrendamos 4 noches rindiendo tributo con danza, flor y canto a Los Señores: Quetzalcoatl, regente del Oriente, el fuego, luz de la conciencia y el nacimiento; Tezcatlipoca, regente del Norte, lugar de la Muerte y el descanso, el viento y el subconsciente; Xipetotec, regente del Poniente, lugar de las mujeres, la transmutación y la fertilidad; y a Huitzilopochtli, guerrero jóven, regente del Sur, la voluntad, el agua y la templanza.

Desde el Corazón del Cielo, de la Tierra y en nuestro corazón, las mujeres renacemos como Guardianas del Nacimiento de la Nueva Humanidad...

Tlazohcamati!!

Ometeotl!!


COATLICUE

Se reconoce a Coatlicue como la "Madre de los Dioses". Ella representa a la Madre Tierra, la Naturaleza encarnada. Su nombre significa "La de la falda de serpientes". Las serpientes hacen referencia al tejido de raíces y ríos que con su vitalidad unen sistemáticamente todo el Cuerpo de La Madre Tierra para que la Vida se manifieste. Fué representada por los antiguos mexicanos en un gran monolito impresionante; su cabeza son dos grandes serpientes encontradas en sus fauces, tiene garras, en sus senos y pecho hay pares de corazones y manos humanas en forma de collar cayendo en su ombligo y vientre, donde, además de otro par de manos, hay un cráneo humano central mirando de frente. Toda ella viste de serpientes. Actualmente se la puede visitar en el Museo Nacional de Antropología de la Ciudad de México.

Se la reconoce como "anciana", ya que ella guarda la memoria ancestral en todo lo encarnado. Al mismo tiempo, ella sustenta la fertilidad de las energías elementales que posibilitan la existencia natural pues simultaneamente es Teoinan, "La Madre de los Dioses". Es la Abuela, la más antigua.

Se dice que también es regente de la agricultura, las formas de gobierno y todo lo que debe estar organizado en ciclos espacio temporales para que la vida prevalezca en todas sus relaciones.

Ella encarna la renovación constante y fértil que trae la muerte cuando el cuerpo material es devorado por la tierra para transmutar y volverla a nutrir.

En este sincrodiario lunar, Coatlicue representa el Solsticio de Invierno ya que su energía es densa, estática y puro potencial receptivo. El frío seco y crepuscular de este tiempo en que el Sol se ha alejado en su punto más distante de la Tierra, permite que ella descanse, digiera y de alguna manera muera metabolizando, recapitulando todo el periodo estacional y productivo que comenzó con la Primavera, y que ahora, después del Otoño en que La Tierra se despoja de todo lo que por el momento no podrá alimentar, debe volver a tomar fuerza para la renovación organizada que traerá el nuevo florecimiento, cuando el calor y la luz del Padre Tonatiuh vuelva a fertilizar las semillas de la Tierra. Es así como Nuestra Venerada Madre Coatlicue sostiene el potencial fértil de la Naturaleza desde el Poder de la Muerte y la Renovación.

Su hija y aliada femenina Coyolxauhqui la acompaña como regente de las energías cíclicas lunares que catalizan la fuerza cósmica que sostiene en equilibrio y armonía la fecundidad de Nuestra Madre Coatlicue.


TLAZOLTEOTL

Tlazolteotl es el arquetipo que rige la energía de la transmutación. Esta divinidad huasteca muestra iconográficamente símbolos de la dualidad: día y noche, muerte y renacimiento, energía y materia...

El significado de Tlazolteotl se enraíza etimológicamente del prefijo Tla de tlalli- Tierra- zölli -inmundicia- y Teotl -energía divina-. Se le llama también la “comedora de inmundicias”. En las representaciones antiguas se le honra e invoca como la Señora de la Medicina, ya que transforma la inmundicia de la enfermedad trayendo de vuelta la salud, pues también rige la potencia curativa de las plantas. Tiene atributos de la energía transformadora de la muerte y el nacimiento ya que se le representa en los códices pariendo.

También conocida como Tlazohteotl, de Tlazohtla -amor, querer- es la "Diosa del amor carnal", promueve el deseo del encuentro sexual y asiste la limpieza que trae la menstruación. Esta energía representa el Amor de la Madre Tierra y la Naturaleza que transmuta y composta la materia para mantener pura e inmaculada la fertilidad que trae la nueva vida, los frutos y su nutrición.

Se le representa sentada sobre lunas, su falda es de lunas, su nariguera es una luna, y su tocado coronario también. Estas lunas crecientes-menguantes plasmadas equitativamente sobre la dualidad del rojo y del negro, están abiertas y receptivas a la energía del Cielo para traer la fuerza cósmica y lunar que permite la transformación fértil y regenerativa de la reproducción.

Su tocado en la cabeza muestra dos husos de hilado, uno de cada lado que representan el tejido rítmico que une y teje todas las manifestaciones de la naturaleza cósmica-telúrica para dar consistencia al proceso de transformación que sostiene la pulcritud de la vida renovada.

Elegí a Tlazolteotl para representar el Equinoccio de Otoño, ya que ella, como Guardiana de la Fertilidad de la Naturaleza, hace que la gran muda y limpia de la embestidura de la tierra, hojas, desperdicios e inmundicias que han sobrado de las pasadas estaciones productivas y nutritivas, vuelvan a ser nutrientes para la nueva semilla que se será abrazada en el amoroso y pulcro vientre de la Madre Tierra, madre que encarna en todas nosotras, sus hijas de todos los reinos.

Quiero mencionar que nuestros antepasados originarios nahuas no conocían ni concebían el concepto de "basura". Todo lo que Ella nos dá en el pano material, es el sagrado sustento de la existencia terrenal gracias al favor de la Divina Energía Tlazolteotl.


CHANTICO

Chantico significa “La que mora en el Hogar”.

Es la divinidad femenina que custodia el fuego terrestre, fuego del hogar, fuego del corazón, el fuego de los volcanes y la luz brillante.

Chantico es representada con tocados de plumas preciosas de colores de fuego, pulseras de rayos y atuendo femenino de nobleza. Se le atribuye el poder femenino como energía elemental y es regente de ese poder humano de la mujer que mantiene encendido el fuego de la pasión, el fuego alquímico que cocina los alimentos que nutren y reúnen a la familia.

El fuego del hogar se representa por el “tlecuil”, tres piedras que conforman el fogón, y en las cuales se apoyan las ollas que portan los alimentos para su preparación. Las tres piedras además simbolizan la familia, la unión de energías elementales para la transformación, y el refugio del fuego sagrado.

Se dice ser la consorte de Xiuhtecutli, el Señor del Fuego y se le reconoce como “Diosa del Amor”.

Como representante femenina del fuego, del calor y la luz brillante, se le atribuye ser la encargada de la maduración de las niñas, de las plantas y las criaturas que promueven fertilidad con su cuerpo. Es la guardiana de los bienes personales, de los alfareros y orfebres, ya que Ella garantiza la realización de los objetos y utensilios que utilizan fuego para su creación.

Ella es el fuego interno que vive en los seres humanos, sobre todo en las mujeres, el fuego amoroso que mantiene la vida y nos une a la Madre Tierra en el sostén cotidiano y nutrición de la existencia. Es el fuego de la pasión que sostiene las relaciones humanas desde el amor. Se le honra por mantener encendido el fuego del corazón.

Chantico fue la primera mujer que fue castigada por Tonacatecutli, Señor del Sustento carnal, por no ayunar antes de ofrendar a los Dioses. Ella nos enseña con lealtad el respeto y agradecimiento por los sagrados alimentos que nos da la Naturaleza para sostener la existencia.

Como arquetipo del eterno femenino, seductora, sensible, apasionada y grácil, Ella también representa la magia de la mujeres, la alquimia que e


XOCHIQUETZAL

Xochiquetzal “Flor Hermosa” Es el arquetipo de la doncella, la joven muchacha que posee los atributos de la sensualidad pura que se despierta potenciando la belleza seductora.

Se le reconoce como la patrona de los artistas y artesanos, todas artes y oficios que inspiran la belleza de la vida en creaciones artísticas y expresiones que traen amor a la existencia.

Esta hermosa adolescente que habitaba en “Tamoanchan” “Casa de la flores”, “Paraiso Celestial” era amada por todos los Dioses y venerada por toda la gente, pues ella representa la belleza en todo su esplendor, el encanto de los sentidos.

Su vestimenta expresa la opulencia y la fértil generosidad que nos da la Naturaleza.

En las diversas interpretaciones de los códices antiguos se la distingue por sus atavíos de gemas preciosas en aretes, pulseras, collares; su corona lleva múltiples plumas de aves preciosas, principalmente de quetzal; sus prendas y vestidos bordados de colores y su nariguera denotan la nobleza de quienes podían gozar los lujos de la opulencia.

Xochiquetzal era adorada como la energía divina del amor puro, la libertad espontánea que trae la fertilidad, la belleza que enamora a los Dioses y a los hombres. Se le atribuye ser la Reina de las flores, la “Diosa” del Amor, Patrona del matrimonio, del embarazo, del parto y del nacimiento.

Su relación con el Agua y con la Luna como regentes de la fertilidad, que se genera por el encuentro amoroso entre el hombre y la mujer, se podría interpretar mitológicamente en que cada uno de los esposos de Xochiquetzal representa un aspecto de la energía divina elemental que hace posible la fecundación de la naturaleza y de la humanidad, que traerá como consecuencia el nacimiento.

Xochiquetzal, entre otras veneraciones, era adorada también por las hilanderas, oficio tradicional de las mujeres, quienes ofrendaban a Ella un huso que representaba la naturaleza que por voluntad y entrega vuelve a llenarse, a ser plena, generadora y paridora de vida, de nuevas creaciones, de belleza y florecimiento.

Su hermano gemelo Xochipilli “Niño Flor” también regente de la artes y patrón de los artesanos a diferencia de Xochiquetzal, era predominantemente el “Dios de la danza y la música” pues su relación con la fertilidad se atribuía específicamente al deseo sexual y satisfacción del placer de los sentidos. Su relación con el mundo vegetal tiene mas que ver con la potencia enteógena de las plantas que con la energía fértil del florecimiento que traerá nuevos frutos y semillas para la Vida.

Xochiquetzal es la máxima representante de la Primavera, de esa fuerza pura y renacida que florece con el Sol para embellecer, encantar, seducir y asegurar el triunfo del Amor en el encuentro amoroso del Padre Sol y la Madre Tierra.


Kena Acosta.

Danza de la Luna Florida del Sur.

Tlayur

Guardianxs del Nacimiento de la Nueva Humanidad.

Calpulli Toltecameh.


Amatlan de Quetzalcoatl, México.

Uspallata, Argentina.




TODOS LOS TEXTOS SON AUTORÍA Y PROPIEDAD DE ISOLDA EUGENIA ACOSTA VALERO (KENA ACOSTA).

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